Ana Maria Shua
1 cuota de $22.700,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
3 cuotas de $7.566,67 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
2 cuotas de $11.350,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
4 cuotas de $5.675,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
5 cuotas de $4.540,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
6 cuotas de $3.783,33 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
1 cuota de $22.700,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
1 cuota de $22.700,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
3 cuotas de $7.566,67 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
2 cuotas de $13.495,15 | Total $26.990,30 |
3 cuotas de $9.288,08 | Total $27.864,25 |
3 cuotas de $9.672,47 | Total $29.017,41 |
3 cuotas de $7.566,67 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.700,00 |
Sinópsis
'Me pregunto dónde estarán los médicos en esta institución. Yo todavía no vi a ninguno. Lo peor es que ninguno me vio a mí, que soy el enfermo.' Un hombre se interna en un hospital público a causa de una difusa dolencia que lo aqueja hace tiempo. No imagina que no le será fácil salir de allí. Una delirante maraña burocrática lo rodea y lo va atrapando poco a poco. Con infinita paciencia, el internado se somete a una serie interminable de estudios de cuyo resultado nunca se entera. En una loca espiral, que parece obedecer a leyes propias e inescrutables, se suceden las situaciones más absurdas. Para un electrocardiograma de esfuerzo lo obligan a rasquetear la oficina del director. La jefa de enfermeras realiza violentas requisas en las habitaciones en busca de bombones de licor y otras sustancias prohibidas. El chofer de la ambulancia le pide ayuda para cumplir con el reparto de prepizzas. Nadie se atreve a confesarle qué órgano le sacaron en una misteriosa operación quirúrgica. Esta brillante novela de Ana María Shua puede leerse como una sátira del sistema sanitario y como una alegoría de tintes kafkianos sobre la impotencia humana frente a la fría crueldad de las burocracias. Publicada por primera vez en 1980, Soy paciente mereció numerosos premios y fue traducida a varios idiomas.