Subtítulo: Entrevistas 1962 1991
Formato: LIBROS
Editorial: Paidos
Encuadernación: Tapa Blanda
Idioma: Español
ISBN: 9789501294880
N° Páginas: 440
Dimensiones: 23 x 15 cm
Fecha Publicación: 02/2017
Sinópsis
Este libro, que recopila todas las entrevistas que se le hicieron a Marguerite Duras entre 1962 y 1991, totalizador en su afán, detalla sus obsesiones, hasta las que pueden considerarse íntimas. Por ejemplo, su imposibilidad de escribir si no ha hecho antes la cama. Sophie Bogaert, la responsable de la investigación, recupera a Duras en todas sus facetas. Y recorre desde los orígenes el camino de su escritura, sus tramas desoladas con el amor como centro y las variaciones lastimadas. Pese al mecanismo pregunta/respuesta, los reportajes devienen de pronto secuencias de un monólogo encendido, compacto aun en las derivas donde la escritora, pasando de un reportaje a otro, reitera su auténtica pasión existencial: escribir. [
] Tal vez nunca Duras estuvo tan íntegramente presente en un libro sobre ella como en este. La investigación de Bogaert es preciosista y preciosa para sus cultores. Están sus picardías, como la humorada de mantener a Gérard Depardieu callado durante una hora en su filme Le camion. Están en estas páginas sus predilecciones por John Huston, Jean-Luc Godard y Joseph Losey. Están Delphine Seyrig y Michael Lonsdale, sus actores. Entrañable, su afinidad con Jeanne Moreau. [
] Está la comprensión del hippismo de su hijo Jean y luego la alianza de ambos al compartir la producción de cine. Está el gusto por Bach y Bob Dylan. Está su relación con los hombres. Está su lealtad a François Mitterrand. Pero no está, y Bogaert esquiva con elegancia un dato apenas insinuado como nota al pie, el elogio a Reagan tras su encuentro con Mitterrand en los ochenta. Polémica, a veces arbitraria, a lo largo de sus entrevistas se va conformando una guía para la comprensión de su obra y las circunstancias en que fue generada. Llama la atención la coherencia subversiva de estos testimonios que terminan armando, como si se tratara de un puzle, un autorretrato vivo que no descarta el sufrimiento personal. Del prólogo de Guillermo Saccomanno